Tras casi tres años de negociaciones, la ciudad suma alrededor de 2 hectáreas ubicadas en la costa central, que forman parte del Parque Nacional a la Bandera y serán de uso público.
Rosario recupera un sector de la costa central del Río Paraná para uso público. Luego de 3 años de reuniones entre la intendencia, funcionarios de Cancillería Argentina y del Estado Plurinacional de Bolivia, se firmó un acuerdo por el cual el gobierno boliviano devolverá, en un plazo de 60 días, el predio actualmente ocupado en la costa central de Rosario denominado “Zona Franca de Bolivia”.
Desde hacía muchos años la ciudad quería recuperar esas tierras que seran de uso público. Son en total unas dos hectáreas, más de 500 metros de costa, que serán aprovechadas por todos los rosarinos y rosarinas. Un gran espacio verde de uso público con zonas de encuentro y de esparcimiento de cara al río.
En el acuerdo firmado por los cancilleres de Argentina y de Bolivia se garantiza al vecino país a relocalizar a la Zona Franca en un predio que cumpla con las modernas necesidades del transporte fluvial, lo que será negociado en 30 días entre la Nación, la provincia y el estado boliviano.
En un comunicado enviado desde Cancillería, se resalta que “de esta manera se cumple un viejo anhelo de la ciudad de Rosario y de la provincia de Santa Fe, recuperando un predio histórico que hace parte de la zona urbana monumental de todos los santafesinos, a la vez que se busca integrar plenamente al hermano Estado Plurinacional de Bolivia al sistema logístico y productivo de la Hidrovía Paraguay-Paraná”.
Además, Evo Morales aceptó relocalizar la zona franca que Bolivia posee en Rosario por cuanto “quedó dentro del tejido urbano”, señalaron desde la diplomacia argentina.
La zona, que actualmente se encuentra en estado de abandono desde hace varias décadas, está ubicada en el sector céntrico de la ribera del río Paraná, área que ha sido desafectada de usos portuarios por normativa urbanística municipal. Tanto la precariedad como el colapso de los muelles existentes, que datan de más de cien años de antigüedad, imposibilitan el uso de dicha zona para fines portuarios, planteándose así una limitación operativa.