Es el teléfono más esperado de la primera mitad del año. Primeras impresiones
No hay dudas que en lo que va del año -y probablemente lo que resta del primer semestre- el nuevo Samsung Galaxy S7 Edge es el teléfono que más captura la atención, tanto por su diseño, prestaciones y mejoras en relación a la generación anterior como por ser el smartphone insignia del fabricante número uno a nivel global.
En #IMPULSO tuvimos acceso en París al flagship de Samsung que en estas horas está llegando a las manos de los primeros usuarios tanto en Estados Unidos como en Europa.
La primera impresión al tenerlo en la mano, es que es un teléfono con excelentes terminaciones. Es elegante, delgado y que no aparenta tener 5.5 pulgadas de pantalla por la reducción notable de los marcos gracias a su pantalla curva que desborda hacia los laterales, lo que -además de original- lo hace cómodo para manipular con una sola mano, algo no tan sencillo en equipos de otras marcas.
Los materiales no han cambiado en relación al S6 Edge, y luce tan premium como se lo promociona, con mayor comodidad al sostenerlo, gracias a que ahora tiene una leve curvatura también en la parte posterior, a diferencia del S6 donde las curvas solo estaban al frente.
Al colocar la tarjeta SIM, nos encontramos con la novedad de que también permite agregar tarjeta de memoria microSD, una gran adición que ayuda a quienes requieran más de los 32 GB con los que llega por default.
Su pantalla es sencillamente fantástica: QuadHD, no solo lo dicen los especialistas, sino que con solo verla e interactuar con el equipo, podemos darnos cuenta de los colores nítidos, los negros bien marcados y una muy buena respuesta tanto en visión lateral como a la luz del día.
Sin hablar demasiado de benchmarks o del potente procesador y sus 4 GB de RAM, el smartphone es fluido, no demuestra ningún tipo de lag y reacciona tal como esperamos de un equipo que -aquí en París- cuesta 800 euros liberado.
Su cámara -que ahora sobresale mucho menos- demuestra un paso adelante. Es muy rápida al abrirse (doble toque en el botón inicio) y el autofoco sorprende por su velocidad, como también la captura de las imágenes en modo automático sin ningún tipo de delay. Además, cuenta con diferentes formas de personalizar la experiencia para quienes quieran comandos manuales.
La huella digital requiere su proceso de configuración, que -una vez hecho- funciona muy rápido como forma de autenticar al equipo que llega con Android Marshmallow y la interfaz de Samsung, quizás no el punto más fuerte, pero con muchas opciones de customización.
Realmente se percibe como un ganador para Samsung, y el tamaño mayor para el Edge es un acierto, como también lo son la certificación para que el equipo sea resistente al agua, la pantalla Always On y la carga inalámbrica soportando ambos estándares.
El equipo se seguirá expandiendo por el mundo y está previsto que llegue en breve a América Latina.
Imágenes: Marcos Toscani para #IMPULSO