Por Impulso

Consejos de Adrián Pavía para vestir de forma sobria y sencilla

La palabra elegancia procede del término latino elegans, que a su vez deriva del latín y significa elegir. Según esto, la persona elegante sería la que sabe elegir de entre las posibles prendas, aquéllas que mejor le sientan o favorecen, las que resaltan sus virtudes y disimulan sus defectos.

Me puse a pensar cómo hacer para transmitirles algunas reglas del buen vestir y se me ocurrió nada mejor que hacerles recordar el típico caso de la señora que llegó muy enjoyada, con todas las texturas posibles de telas, los inevitables brillos y de taco a una reunión campestre.

Aunque suene muy divertido, les aseguro que veo que esta situación suele repetirse con demasiada frecuencia. Y no sólo las señoras hacen estas cosas. Los señores parece que aún no entienden que las medias blancas no van. ¿Entienden de lo que hablo?

¿Tan difícil es recordar la regla que indica que ante la duda, siempre es preferible optar por la sobriedad y la sencillez?. Pero, ¿cómo lograrla?

Las mujeres deben recordar algunas cuestiones básicas que radican en el diseño de las prendas. Son muy sentadores los vestidos de una pieza, abotonados en el frente, o el típico traje de dos piezas.

Es muy importante considerar el diseño de las telas, ya que algunas no favorecen a todas las mujeres. Por ejemplo, las mujeres de contextura fuerte deben abstenerse de las rayas horizontales, al igual que de los estampados grandes y prendas demasiado ajustadas.

En el traje femenino, la prenda más característica que muestra el buen vestir es la falda, cuya longitud debe oscilar entorno a la rodilla. Con respecto al ancho debe ser más bien recta, envolviendo caderas y muslos. La chaqueta suele guardar una similitud con la masculina, de la cual se ha copiado, exagerando detalles como las hombreras. El traje de chaqueta tradicional consiste en la combinación de la chaqueta con una falda. Con estos trajes la mujer puede llevar camisas o blusas con diferentes formas, variedad de colores, confección y tejidos. Debo recordarles que el uso de la falda lleva consigo el ponerse medias.

En general, los accesorios deben ser un complemento útil y armonizar con el traje. No olvidemos que una de las características de la elegancia es la sobriedad. El uso de los bolsos se generalizó en los años veinte, estableciendo como típicos de etiqueta, los de forma de limosnera, en forma de caja de carey o metal, que derivan del trousse francés. El tamaño del bolso es más informal cuanto más grande es. Debe combinarse, tanto en material y color, con los zapatos y armoniosamente con el conjunto del vestido.

Las mujeres creen que los anteojos de sol son un accesorio infaltable. Muchas veces confunden a éstos con un accesorio para el cabello. Deberán tener presente que pueden ser utilizados durante el día, y en un día soleado. Se deben retirar cuando se saludao se le presenta a otra persona. Retirar indica guardarlos en su estuche o sostenerlos en la mano, pero jamás usarlos como bincha de cabello. No hay nada más desagradable que entablar una conversación con alguien que permanece con sus anteojos puestos o que los usa de vincha.

Las joyas son el accesorio de lujo por sobre todos y deben dejarse para actos sociales de gala. Evítelas en la vida cotidiana.

Aunque hoy en día no existe mujer que no cuente con un amplio repertorio de collares, gargantillas, pulseras, y anillos de bijouterie sólo recuerden que no hay necesidad de utilizar todo el mismo día, sólo deben optar por una sola pieza que combine con zapatos, cartera y traje. Hay que ser prudentes con la utilización de este tipo de accesorios.

En el mundo occidental, el traje masculino se compone usualmente de tres piezas: chaqueta, chaleco y pantalón, aunque las más usadas son la chaqueta y el pantalón.
Existen dos patrones de confección: cruzada y sin cruzar. El hombre siempre debe llevar la chaqueta cruzada abrochada y sin chaleco, y la chaqueta sin cruzar abrochada con el botón central.

Existen tres tipos de chaqueta para hombre, dependiendo del corte posterior. La chaqueta de un corte posterior es la clásica americana, luego está la chaqueta con dos cortes o inglesa y la chaqueta sin corte. El modelo de chaqueta dependerá de la contextura del hombre que la use. La más formal y elegante es la que tiene el corte inglés.

Las mangas de la chaqueta deben llegar hasta la base de las manos, estando los brazos extendidos, los puños de la camisa, deberán sobresalir de uno a dos centímetros, por debajo de las mangas. Si la persona se encuentra de pie, la chaqueta siempre deberá estar abrochada. Al sentarse, la chaqueta se abre para permitir más comodidad.

En las ocasiones formales la chaqueta siempre permanece puesta. En ocasiones menos formales, se seguirá el ejemplo del anfitrión, si éste se saca la chaqueta, tácitamente se autoriza al resto de los asistentes a hacer lo mismo.

Existen dos cortes clásicos de pantalón, el de pierna recta y el que se estrecha hacia abajo. El pantalón debe descansar sobre el zapato sin formar arrugas. De acuerdo a la contextura de la persona, se recomienda la elección del traje. Así, por ejemplo, una hombre bajo estilizará más su figura con un traje de pantalón recto y chaqueta sin cruzar; un hombre de mayor contextura, lo mismo, pero además se recomienda que la chaqueta sea sin corte.

El uso del tipo de traje, está determinado por la circunstancia. Un error frecuente se produce cuando no se distinguen las ocasiones informales de las formales.

También debemos considerar la estación del año, o la hora: en verano y en acontecimientos de día, se pueden usar tonos claros, mientras que en invierno se elegirán trajes más oscuros. Una ocasión formal, exige un traje oscuro. El tono azul es el favorito de muchos porque sienta bien a hombres de todas las tallas y tonos de piel.

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