Rosario Central vs. Newell’s Old Boys, un clásico rosarino sin trascendencia deportiva

OPINIÓN. La historia lo pone como uno de los cuatro clásicos más importantes del fútbol argentino y según ciertas voces como el más emotivo y “caliente” del país. Hoy los encuentra con un presente deportivo que preocupa y sin objetivos de primer nivel.

Rosario respira fútbol, eso es algo que se encuentra en el ABC de todo diccionario futbolero. La historia así lo dice, pero como ésta es un devenir de hechos y sucesos constantes también es una categoría que va mudando indeterminablemente.

Los equipos rosarinos se incorporaron a la Asociación del Fútbol Argentino (AFA) en 1939, pero no fue hasta la década del 70 cuando comenzaron a tomar protagonismo a los que le sumaron títulos nacionales y líneas de juego que los identificara con el correr de los años y hasta mediados de los noventa eran focos referentes del fútbol nacional con una verdadera escuela de futbolistas y entrenadores, entre los que nombrar a Griguol, Zof, Griffa o Bielsa entre otros.

En la actualidad ambas instituciones deambulan en la mediocridad de torneos que solo la AFA puede crear o entender y de los que ni siquiera logran transformarse en protagonistas.

De hecho en la anterior Copa Diego Armando Maradona los equipos rosarinos no lograron la clasificación para disputar la Fase Campeonato y en la presente Copa de la Liga profesional sólo Rosario Central tiene chances matemáticas de ingresar entre los cuatro clasificados para disputar la ronda final, pero su presente futbolístico dista mucho de merecer este lugar.

Los últimos veinte años vieron como sus logros no pudieron torcer el presente. Si bien Newell’s lograría dos títulos, con Américo Gallego en 2004 y Gerardo Martino en 2013 y Rosario Central la reciente Copa Argentina en 2018 con Edgardo Bauza; fueron hitos espasmódicos más que proyectos de instituciones en busca de su lugar perdido. Y no solo eso, el Auriazul estuvo tres temporadas en la B Nacional desde 2010 a 2013.

Así el fútbol rosarino tuvo que ver como en los años 90 Vélez Sársfield, de la mano de Carlos Bianchi comenzaba a superarlos hasta traer al país la Copa Intercontinental luego de vencer al Milan de Italia y durante la primera década del 2000 ya Estudiantes de la Plata se convierte en inalcanzable para las instituciones rosarinas.

El propio Lanús tomó parte de ese lugar y fundamentalmente, junto a fortineros y pinchas comenzaron a transformarse en captadores de talentos juveniles fuera de Buenos Aires, cosa que luego hicieron los equipos grandes quienes, cuales conquistadores españoles, desembarcaron en la pampa húmeda para llevarse a jugadores de esta parte del país que antes por comodidad o falta de recursos propios recalaban en la “cuna del fútbol argentino”, osea las divisiones inferiores de los clubes rosarinos.

Más cerca en el tiempo, otras dos instituciones muy pequeñas y humildes del sur bonaerense, como Arsenal y Defensa y Justicia dieron una estocada que, si bien no es definitiva obviamente, si es una herida letal en el corazón sufriente de canallas y leprosos. Ya que ambos clubes suman, respectivamente dos títulos internacionales. Cosa de la que Rosario Central solo se jacta de tener la Conmebol 95 gracias al recuerdo mundial de su épica final y para enrostrarle a su clásico rival que ellos no tienen ninguna.

Hasta Talleres de Córdoba hoy se dio cuenta que por obligación también debe sentarse a la mesa grande del fútbol argentino. Pero al equipo cordobés le costó años en el ostracismo disputando el torneo regional y todavía ve cómo la sociedad de la que es parte, junto a Belgrano e Instituto comparte sus preferencias sentimentales en lo futbolístico con River Plate y Boca Juniors. Sigue siendo “normal” que los cordobeses se presenten como hinchas de Belgrano y Boca o de Talleres y River; o viceversa según sus historias personales.

Y esto ¿puede llegar a ocurrirle a los rosarinos?. Hoy las encuestas ponen a los dos más grandes del país disputando simpatías en la ciudad. Si bien tanto canallas como leprosos siguen siendo las primeras opciones, los números indican que Xeneixes y Millonarios se acercan en preferencias que no son más que el resultado de innumerables errores en las conducciones dirigenciales de los equipos rosarinos.

Pero ahí van también los hinchas de ambos equipos. Porque generalmente la responsabilidad se comparte en diversas medidas y con distinta importancia pero compartida al fin. En la actualidad son “más hinchas de la hinchada” que de sus colores. Van desde aquellos que reían y amaban las ocurrencias disparatadas de la OCAL (Organización Canalla Anti Leprosa, devenida a Organización Canalla para América Latina) a quienes hoy se jactan de la actual “superioridad en redes sociales” de los leprosos, como si sumar tuiteros e instagramers acerquen a la gloria de títulos y proyectos de instituciones en continuo crecimiento deportivo.

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