“Oblivion”, el recorrido por la mente de un joven escritor

Los miércoLEES DE IMPULSO. El periodista y escritor rosarino Daniel de Ocaña lanzó su primera novela, basada en la exploración personal de su principal personaje. "Todos tenemos una historia que contar", resaltó el autor en diálogo con el medio.

Daniel de Ocaña lanzó su primera novela, “Oblivion”. Escrita previa a la pandemia, el evento masivo que irrumpió en la cotidianidad del mundo entero hizo lo propio frente a los últimos pasos que daban lugar a la flamante salida.

Así, el esperado “ok” de Editorial Barenhaus junto con los posteriores pasos llegaron en pleno 2020, saliendo a la luz el 1 de agosto de ese año. El libro está disponible físicamente en las librerías de la ciudad, con posibilidad de adquirir en forma online su versión en ebook o papel.

A pesar de ello, la relación entre el texto y la reflexión que el mismo amerita, parecieron entrelazarse sin querer con la invitación obligada al “mirar hacia adentro” que el contexto impuso.

DEL AUTOMOVILISMO A LA NOVELA

Creo que fue en el año 2016 donde tomé consciencia de que, mientras hacía una colaboración para el suplemento ‘El Hincha’ del diario El Ciudadano, mis notas iban cada vez más para un periodismo narrativo, del más primigenio. Yo hacía reseñas de automovilismo, de Fórmula 1, y me di cuenta que empecé a contar historias de vida que casi no obedecían a una actualidad”, le contó el autor a IMPULSO.

Y agregó: “Me fui dando cuenta de que realmente todos tenemos una historia que contar, y que yo me estaba preparando para escribirla”.

Poco a poco comenzó a dedicarse a sí mismo sus palabras en textos que sólo vieron la luz para sus adentros, en ese trayecto hacia la autoexploración como escritor, como autor y novelista. “Conocí a Javier Núñez y ahí terminé de darme cuenta de que podía”, subrayó.

OBLIVION, UN PROCESO PERSONAL

En 2017 hice un viaje por Europa y, entre las ciudades que visité, estaba París, recordó el autor. Con el recuerdo de una ciudad que le “voló la cabeza”, destacó su personalidad que la hace única frente a otros sitios que visitó, además de su relación íntima con la literatura, con reconocidos autores y algunos films. “Me pasó puntualmente con Ernest Heminway, que pasó sus primeros años ahí”, indicó.

De a poco, el impacto fue puliéndose a nivel emocional e interrelacionarse con su auténtica pluma: “Lo primero que se me ocurrió fue la primera escena del libro, en el Puente Alexandre III, y fue un tirarse a la pileta. Fui agregando cosas que se relacionan con intereses míos, como la filosofía, y así todo se fue nutriendo de un camino, de una recorrida, a través del personaje principal. Después todo se convirtió en una bola de nieve imposible de parar”.

En tal sentido, de Ocaña remarcó: “Cuando se siente que lo que se está escribiendo causa sensaciones, se genera lo que para mí es lo más importante: mover al lector. Es una forma de encontrar el lugar de uno en el mundo y yo creo que lo encontré ahí”.

El narrador está en primera persona, siendo así Santiago con su voz quien va contando su experiencia: “En algún punto le pasa lo que, creo yo, le pasa a todo el mundo: reconocerse y reconocer lo que uno quiere ser. Ahí está, como decía Truman Capote, ese látigo que cae cuando uno se da cuenta de que puede hacer algo y que después se vuelve casi una obsesión para mejorarlo y hacerlo bien. Santiago no se dio cuenta todavía del potencial que tiene, pero hay algo internamente que se lo pide. Ese corte existencialista que tiene la novela viene por ese lado, por ese descubrimiento personal que está teniendo y lo atraviesa en toda la historia”.

LA INCOMODIDAD DE LO CÓMODO

“¿Es este el conformismo con el que debo vivir, esta angustiosa comodidad de saber quién soy o, peor aún, saber quién no soy ni seré?”, reza el comienzo de la sinopsis que se hace carne durante el libro completo a través de Santiago Irigoyen. Su voz describe minuciosamente el laberinto interno de su mente de joven escritor, mientras camina por las calles parisinas intentando quebrar -sin éxito- un bloqueo, y por fin concebir su primera obra.

Todo cambia tras el recibimiento de una carta que catapulta al protagonista a un encuentro fortuito con quien provocará un cambio radical en su vida, sin vuelta atrás. Oblivion es el testimonio de la corrosión de una ambición desmedida, el retrato pérfido de una obsesión, una sagaz reflexión de un estigma social impuesto por nadie y, a la vez, aceptado por todos. Más aún, por aquellos que no se conforman con la finitud de la vida misma.

El libro será presentado oficialmente tras la salida de la segunda novela del escritor. Hasta entonces, ya está hecha la invitación a la lectura y la profundización en temáticas completamente acordes al existencialismo que, alguna vez, todas y todos atravesamos.