Nuevos hábitos, nuevos vinos

La revista El Conocedor y el sommelier profesional Fabricio Portelli presentan este informe, sobre como la situación económica produjo nuevos hábitos de consumo. Algunos caen, pero otros crecen

La actual coyuntura económica nos encuentra mejor parados que hace unos años.

Luego del libertinaje consumista de la década del 90, en la actualidad somos más responsables a la hora de elegir un vino. Aprendimos a valorar la calidad y buscamos obtener el mejor rendimiento de nuestra inversión. Por eso, Fabricio Portelli presenta en esta columna, una selección de etiquetas para aquellos consumidores que se suman a esta nueva tendencia de compra más inteligente.

Poco a poco se empiezan a sentir los efectos de la crisis global en el consumo y en el comportamiento habitual de los argentinos. Por un lado, algunas bodegas están experimentando una baja de pedidos (básicamente en el mercado interno) que, más allá de que se trate de una suspensión momentánea, les genera cierta incertidumbre sobre el futuro inmediato.

Por el otro, la caída del consumo de vinos en restaurantes es más significativa, pero aquí se suma otro factor más allá de la coyuntura: los controles de alcoholemia.

Hasta aquí el panorama es poco alentador, pero qué sucede con el off trade, es decir, con los que venden vinos en botella cerrada, como las cadenas de hipermercados y vinotecas.

En ambos casos, se registra un aumento de la demanda que, si bien no es significativo, es una mejora. Y lo que sostiene, o en algunos casos incrementa las ventas (como en Jumbo y Ligier, por ejemplo) es el cambio de hábitos del consumidor, debido a la crisis.

Se sabe que cuando la economía aprieta, lo primero que se suspenden en casa son los entretenimientos y, entre ellos, las salidas a comer a un restaurante, que siempre incluyen un vino. Hasta aquí, nada diferente, si no fuera porque también ha caído el delivery, al tiempo que en los hipermercados, las ventas han escalado casi un 10% si se las compara con el año pasado, cuando todavía ni se hablaba de crisis global. Lo más curioso de este incremento es que han subido más que nada los productos básicos, como el arroz, la harina y los fideos.

Lo que quiere decir que los argentinos comenzarán a disfrutar más de las comidas en casa. Si tenemos en cuenta que un vino que cuesta $50 en un restaurante, sale unos $30 en góndola, podemos inferir que todos seguiremos disfrutando de los mismos vinos de siempre, pero en otro contexto, el hogar.

Estamos en presencia de una gran transformación en los hábitos de consumo, un cambio muy paulatino, pero que ha llegado para instalarse en nuestra sociedad, tal cual lo hiciera el vino a fines de los noventa. Este consumidor es más inteligente. El paso por la bonanza económica lo ha hecho recapacitar y lo convirtió en un comprador más eficiente, responsable y con valores éticos y sociales más marcados, no tan individualista.

Hoy, más que nunca, el poder está en manos del consumidor y las bodegas lo tienen que aceptar. Ya no pueden vender todo lo que quieren, sino vinos diferenciales en los cuales la calidad es el atributo más importante. Por suerte, la Argentina es un gran productor y cuenta con muchas bodegas que se anticiparon a este presente y apostaron siempre por esa variable. Claro que en el camino hubo una lluvia de etiquetas que, de alguna manera, estaban de más, básicamente por no brindar ese plus distintivo.

Auguro que se viene un consumo mejorado, tal vez más austero, pero que presentará un escenario para seguir creciendo. Esta selección de vinos que recién llegan a las góndolas (por novedad o nueva añada) contiene excelentes ejemplos de etiquetas que brindan más de lo que cuestan; ideales para satisfacer los hábitos de consumo actuales.

NOTAS DE CATADegustaciones y calificaciones por Fabricio Portelli, ordenados según puntaje

B Crux 2005 (89)
O. Fournier, Mendoza, $95
Es uno de los vinos de alta gama de mejor relación calidad/precio. Una etiqueta para lucirse en el presente o en un par de años, porque seguramente ganará en equilibrio y complejidad. Sus aromas son bien afrutados y muy suaves. De paladar franco y vivaz, todavía algo apretado. Lo mejor es su volumen en boca y la textura. Es más, a su paso van apareciendo ciertas especias, un dejo cárnico y los ahumados que asoman bien integrados.

Clos de los Siete 2007 (87)
Clos de los Siete, Mendoza, $65

Al principio, un poco cerrado en nariz, pero luego asoma la fruta. De paladar fluido aunque compacto, más austero que el 2008 en su expresión frutal, pero a la vez con un mayor equilibrio que le da el tiempo. Si bien no tiene la excelente fruta del flamante 2008, le gana en armonía.

Fabre Montmayou Reserva Malbec 2007 (87)
Fabre Montmayou, Mendoza, $41
Quizás no sea una novedad para los más enófilos, pero esta bodega –y sobre todo con esta etiqueta– nunca falla. Un Malbec de autor y best value. De aromas sutiles y delicados, con buena fruta roja. Voluptuoso y fiel a su estilo. Algo concentrado al principio, pero de paladar amable y equilibrado pese a la vivacidad de sus taninos en su paso por boca. Se percibe un toque de madurez, con final especiado y algo negro (ahumado), pero muy lejos de la moda.

Urban Uco Tempranillo 2008 (86)
O. Fournier, Mendoza, $28

Desde que José Manuel Ortega llegó al país, apostó en suelo argentino por el Tempranillo de su país natal. Y más allá de su imponente bodega, son los vinos la clave de su éxito. Este flamante 2008 es muy completo y un auténtico best buy que se afianza entre los preferidos con el correr de las cosechas: un tinto muy amable, de aromas dulces y bien afrutados, con los tonos de la madera presentes, pero que no molestan. En boca es fresco y franco, también carnoso y con taninos incipientes que no le impiden ser bien fluido.

Caballero de la Cepa Malbec 2007 (85)
Finca Flichman, Mendoza, $30

El gran cambio en esta bodega ha llegado, sin duda alguna, de la mano de los Malbec, más allá de sus reconocidos Syrah (o Shiraz, como ellos los llaman). Esto se nota muy bien a partir de esta cosecha y sobre todo en sus etiquetas de batalla, como Finca Flichman, Misterio y Caballero de la Cepa. Posee muy buena fruta, tanto en nariz como en boca. Además, es redondo y con agradable vivacidad. Es fluido, pero con buena concentración. Ya debería considerárselo un clásico (moderno) de los hogares.

Altosur Sauvignon Blanc 2008 (85)
Finca Sophenia, Mendoza, $30

Otro de los vinos consagrados, de esos cuya cosecha más reciente se espera con ansias año tras año, sobre todo por la frescura y fragancias que ofrece este cepaje cuando es más joven. De aromas nítidos de Sauvignon Blanc, pero no invasivos ni sobreactuados. Posee un carácter más bien cítrico y frutal muy definido, además de ser chispeante y refrescante. Tener en casa una de estas botellas fresca puede ser clave para disfrutar mucho más de una comida liviana.

Tomero Chardonnay 2008 (84)
CAP Vistalba, Mendoza, $38
Se sabe que el Chardonnay no es muy demostrativo, más bien austero e introvertido, como dice Miguel Brascó. Sin embargo, suele ser un muy buen compañero de la mesa, en especial de carnes blancas en diversas preparaciones caseras (pollo, pescado, etcétera), justamente porque no hace tanto ruido. Los aromas de este joven Tomero son algo resinosos pero dulces, bastante intenso pero con armonía. De paladar franco, cuerpo medio y buena vivacidad.

Finca Quara Single Vineyard (84)
Viña El Recreo Malbec 2007 Finca Quara, Salta, $35

La plasticidad del Malbec para adaptarse a cualquier suelo patrio junto con la amabilidad de sus taninos y su carácter frutado-dulzón lo convierten en el más elegido por las bodegas. Este flamante Single Vineyard salteño posee una nariz prolija, con lo justo de la fruta roja fresca y de la madera. Su entrada en boca es franca y los taninos incipientes, aunque todavía algo firmes, más allá de su final agradable y amable. Un vino muy efectivo.

Dante Robino Merlot 2007 (84)
Dante Robino, Mendoza, $28

En 2008 sorprendieron con un Bonarda de esta línea, que realmente se destacaba entre sus pares. Pues ahora parece ser que es el turno del Merlot, cepaje difícil para sobresalir, al menos en nuestro país. Elaborado sin paso por madera y con uvas de Barrancas (Maipú), este tinto presenta aromas muy agradables a fruta roja fresca, de mediana intensidad. Tiene carácter y buen ataque. En el fondo de boca asoma su vinosidad y un dejo vegetal muy típico, con toques de madurez. Sin embargo, resulta refrescante, vivaz y muy atractivo de beber.

Quara Oak Cask Tannat 2007 (84)
Finca Quara, Salta, $22

Cada vez son más los Tannat salteños en el mercado. Para mí, es la variedad que más potencial de desarrollo tiene en este momento, detrás del Malbec y del Torrontés, desplazando al tradicional Cabernet Sauvignon. Aquí los aromas son agradables y afrutados. De ataque franco, paladar suelto y taninos incipientes pero finos. Hay algo muy interesante en la fruta de este vino, más allá de los ahumados del “oak” muy presentes. Por su armonía y fluidez, se deja tomar muy bien.

Fuente: Revista El Conocedor, especial para IMPULSONEGOCIOS.COM
Fotografía: Clara Muschietti