Muchas veces se mezcla la carrera electoral tanto en los clubes como en la política nacional con obras que quedarán para siempre a favor de la gente, en este caso, de los socios de Newell’s Old Boys. La compra de ocho hectáreas de terrenos para la continuación de un proceso de expansión en uno de los Complejos Deportivos más importantes de Argentina abre la polémica de cuál es el límite entre la obra beneficiosa para el club y esa ventaja para las urnas.
La cercanía de las elecciones pusieron en duda, en cierta parte de la vida política leprosa, el rédito que le puede dejar a la actual comisión directiva tamaña decisión, sobre la extensión en la infraestructura institucional.
La realidad, es que dicha compra, ayudará a realizar e incorporar deportes que hoy no están en el menú de posibilidades que ofrece el club del Parque Independencia.
A esto, se agrega la chance de ponerse al día con ciertas recomendaciones de FIFA y AFA pensando en que los equipos que disputen los torneos oficiales agreguen Futsal, Fútbol Femenino y Fútbol Playa de manera profesional, deportes que se practican en este momento, pero tendrían mayor desarrollo y lugares para poder mejorarlos en estas nuevas instalaciones.
Lo que es un hecho es que quedará en los actuales dirigentes la responsabilidad de informar y transformar con altura, una decisión tan importante en la vida del club, transitando esta etapa codo a codo con la oposición, con números y formas de pago claras para que esta adquisición no complique ni hipoteque el futuro de una entidad deportiva que desde 2009 tiene un paraguas judicial por los problemas económicos de gestiones anteriores.
La posibilidad de darle al socio lugares alternativos para desarrollar las actividades deportivas o el ocio, hacen que cualquier beneficio electoral sucumban ante el salto de calidad que se desarrolla en el club, por eso, las obras siempre traspasan la contienda electoral, ya que por encima de cualquier agrupación política está Newell’s Old Boys y su gente.