“Estos hechos se dan todos los sábados”, advirtieron las ONG contra la violencia

Arístides Álvarez, titular de la ONG “Si nos reímos, nos reímos todos”, destacó que “no fue un acto de bullying”, sino que se trató de “discriminación”.

El ataque en la puerta de un boliche de Pichincha contra Tiziano Gravier, uno de los hijos de Valeria Mazza, puso sobre la mesa la violencia en la noche. Luego que lo acusaran de “Tincho”, dos desconocidos golpearon al joven de 19 años y le provocaron una fractura con desplazamiento en la mandíbula.

Germán Pugnaloni, abogado de la familia, relató cómo fueron los hechos y remarcó que antes del ataque, los agresores insultaron a la víctima diciéndole “Tincho”. El término remite a una jerga adolescente para definir a los “chetos”.

La palabra representa una expresión despectiva para tratar de estigmatizar o encasillar a los jóvenes varones de clases media-alta y alta en la sociedad argentina. Una gran parte de la sociedad utiliza el término “Tincho” para referirse de un modo peyorativo a los varones que en una generación anterior eran denominados como “chetos” y que para otra generación previa eran los “conchetos”.

Arístides Álvarez, titular de la ONG “Si nos reímos, nos reímos todos”, destacó en diálogo con Gabriel Pennise que “no fue un acto de bullying”, sino que se trató de “discriminación” y de “agresión injustificada”.

“El término Tincho empezó con los rugbiers. Después de lo que pasó con el crimen de Fernando Báez Sosa, la sociedad reaccionó con ellos y los encasilló como personas agresivas. Luego, ese término se generalizó para quienes tienen el cuerpo marcado, o son carilindos, entre otras características”, añadió. 

En la misma línea, Álvarez advirtió que “estos hechos (de violencia) se dan todos los sábados”. “Hay gente afuera de los boliches esperando una provocación para pelear. Los chicos no quieren cruzarselos. Esto está evidenciando una decadencia social tremenda”, explicó.