La ordenanza que obliga a los espacios gastronómicos de la ciudad a garantizar el acceso a una jarra de agua potable y segura a sus clientes es cumplida por un centenar de bares, restaurantes y bodegones.
El número resulta apenas un puñado entre los 1.700 locales gastronómicos que tiene la ciudad y abre el debate sobre la ordenanza, que garantiza el acceso al agua libre, potable y segura.
Si bien en el último año prácticamente se duplicó el número de espacios que cuentan con jarras de agua gratuitas, el principal obstáculo a superar es la difusión por parte de los gastronómicos, muchos de los cuales no lo indican en sus cartas por temor a perder ventas.
Para avanzar en el proyecto de consolidar a Rosario como la capital nacional del Derecho de Jarras falta un trayecto importante que básicamente apunta a dos frentes.
Por un lado, sumar muchos más espacios gastronómicos y que los empresarios se acostumbren a ofrecer el servicio sin temor a perder rentabilidad y, por otro, que los mismos locales difundan la medida y se genere una sinergia que tenga un impacto positivo sobre el sector gastronómico local.