Argentina y el desafío de la digitalización: ¿hacia una economía sin efectivo?

En Argentina, el avance tecnológico, la proliferación de soluciones financieras digitales y un usuario cada vez más habituado a operar en entornos online están impulsando una transformación sostenida del sistema de pagos. Sin embargo, la persistencia del efectivo — particularmente en contextos informales — revela una tensión estructural que aún impide una transición plena hacia una economía digital.

Inclusión y expansión del ecosistema digital

Las transferencias inmediatas casi duplicaron su volumen en el último año, y las billeteras virtuales ya superan los 50 millones de cuentas activas. Este crecimiento refleja un cambio en los hábitos de consumo y una mayor penetración de servicios financieros en la vida cotidiana.

A su vez, la bancarización alcanza a más del 80% de los adultos, lo que sienta una base sólida para la expansión de nuevas soluciones. Pero el acceso no siempre implica el uso del efectivo. Las disparidades geográficas, económicas y educativas siguen condicionando el comportamiento financiero de grandes segmentos de la población.

Barreras que aún persisten

A pesar de los avances, el efectivo conserva un papel central en el circuito comercial. Un 45% de los comercios lo sigue priorizando, impulsado por razones prácticas, impositivas y culturales. La informalidad y la percepción de mayores costos asociados a los pagos digitales actúan como obstáculos recurrentes.

Además, la falta de integración entre plataformas limita la interoperabilidad del sistema, generando fricciones para usuarios y negocios. La educación financiera insuficiente, por su parte, refuerza la preferencia por formas de pago tradicionales, percibidas como más seguras o fáciles de usar.

Modelos regionales que ofrecen aprendizajes

Países como Brasil o Chile han demostrado que es posible acelerar la digitalización de pagos mediante políticas públicas y plataformas interoperables. En Brasil, el sistema PIX facilitó una adopción masiva con más del 70% de digitalización; en Chile, más del 50% de las transacciones ya son digitales gracias a una fuerte infraestructura y altos niveles de bancarización.

Estos casos evidencian que la tecnología necesita un ecosistema integral que incluya regulación, incentivos y una visión compartida entre el sector público y el privado.

Fintech como motor de transformación

En este contexto, las fintech argentinas cumplen un rol clave en la evolución del sistema. El enfoque está centrado en la experiencia del usuario, la agilidad operativa y la facilidad de implementación han permitido que más empresas digitales accedan a herramientas de cobro modernas y eficientes.

En Pagos Unidos formamos parte activa de esta transformación, ofreciendo soluciones diseñadas para comercios digitales a través de herramientas como links de cobro, billeteras virtuales y transferencias inmediatas, buscamos facilitar la profesionalización de negocios que operan en un entorno competitivo y en constante cambio, sin perder flexibilidad ni cercanía con sus usuarios.

Un nuevo equilibrio entre eficiencia, inclusión y cultura de pago

Argentina tiene por delante la oportunidad de redefinir su modelo de pagos sin forzar una eliminación del efectivo, sino integrándolo a una arquitectura más digital, trazable e inclusiva. Actualmente, cerca del 40% del volumen total de pagos se realiza en efectivo, un indicador que señala tanto el desafío como el potencial de crecimiento.

En Pagos Unidos, trabajamos todos los días para facilitar esta transformación, desarrollando soluciones pensadas para maximizar conversiones, mejorar la experiencia de pago y acompañar la evolución digital argentina.

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